dimarts, 30 d’octubre del 2007


Quizás porqué mi niñez sigue jugando en tu playa
y escondido tras las cañas duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya

Y amontonado en tu arena, guardo amor, juegos y penas
Yo...
Que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno
que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul sus largas noches de invierno.

A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino. Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino. Tengo alma de marinero...

Que le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo.

Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea.
Jugando con la marea te vas, pensando en volver,
eres como una mujer perfumadita de brea.

Que se añora y se quiere, que se conoce y se teme
Ay...

Si un dia para mi mal viene a buscarme la parca,
empujad al mar mi barca con un levante otoñal
y dejad que el temporal desguace sus alas blancas.

Y a mi enterradme sin duelo entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte, más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista. Mi cuerpo será camino,
le dará verde a los pinos y amarillo a la genista...

Cerca de mar. Porqué yo nací en el Mediterráneo.