dilluns, 9 de novembre del 2009

Mirar endevant


"El principito enrojeció y después continuó:
-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡¿Y esto no es importante?!.
No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos.".

“No supe entonces comprender. Cometí el error de haberla enjuiciado por sus palabras y no por sus actos. Iluminaba y perfumaba todo mi planeta. ¡Jamás debí haberla abandonado! Debí haber intuido su ternura detrás de sus ingenuas astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Y yo… demasiado joven para saber amarla”.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Llàstima que totes les rosses tinguin punxes i que, per por a tornar-te a punxar, no en vulguir tocar mai més cap.